Hace días los terroristas de ETA-BATASUNA anunciaron un alto el fuego permanente.

Yo que de los terroristas, extorsionadores, represores y dictadores no me fío nada en absoluto, recelo como en su día hizo Jaime Mayor Oreja de que su objetivo sea bueno para todos, y no solo para ellos, puesto que las palabras se las lleva el viento, y las armas, la dinamita y las bombas las siguen teniendo a buen recaudo.

Muchos son los que han recibido la noticia como el final de una banda que no olvidemos, ha asesinado a casi mil españoles y ha dejado un rastro de sangre y tragedia imborrables en muchas familias españolas. Pero ETA no anuncia que deja las armas, que renuncia a la violencia. No asume su culpa, no pide perdón, no se arrepiente del mal causado, ni siquiera garantiza que este anuncio vaya a ser la disolución de su banda, más bien todo lo contrario, siguen persiguiendo la autodeterminación del País Vasco, su reconocimiento como héroes y no como asesinos y cumplir sus penas de cárcel.

Se abre ahora, según el gobierno ZP , un proceso para abordar las expectativas de paz creadas. ¿De qué paz estamos hablando? ¿Por qué se usa esta palabra por parte de todos impunemente? Para que en España se abra un proceso de paz, antes tenía que haber habido guerra. Desde que en 1939 terminase la guerra civil, ¿ha habido alguna guerra en España? Aquí lo único que ha habido es un grupo de asesinos, con teóricas pretensiones políticas para una parte de España, que por no saber dialogar, ni hablar, ni debatir, ni saber acatar los resultados de las urnas, han aprendido a preparar bombas, a afinar la puntería, a desalmarse para poder asesinar, y matar a inocentes. Y por otro lado, ha habido víctimas inocentes, familiares silenciosos, el Estado de Derecho, y un pueblo que ha aguantado los envites y los desafíos de los asesinos con entereza, frialdad, sin armas, con la ley, y con dolor, mucho dolor. Por lo tanto, si la respuesta de la gente de bien ha sido aguantar el envite, confiar en el Estado de Derecho, la Justicia y la Política, sin tomarse la revancha respondiendo a las armas con más armas y más dolor, ¿cómo puede ser que ahora víctimas y verdugos estén equilibrados en la balanza de la justicia del actual Gobierno?

XAQUI TIENEx que haber vencedores y vencidos, porque hasta ahora los únicos vencidos son las víctimas y sus familiares, confiando en que un día se hará justicia por tanto odio y dolor a la gente de bien que dieron sus vidas por la libertad. Si ahora el Estado cede y da concesiones al terrorismo, sean cuales sean estas concesiones, habrá legitimado la lucha político-terrorista de ETA-BATASUNA, sin poner coto ni fin a un proceso que nadie controla y que nadie sabe donde empieza y donde puede terminar. Al terrorismo solo vale vencerle con el única arma que tenemos todos los españoles y que nos trata a todos por igual, la justicia y la ley. Porque para ceder algo ahora, el Estado podría haberlo hecho en los días en los que Miguel Angel Blanco estaba amenazado de muerte, o haberlo hecho cuando la banda terrorista estaba más presente que ahora, o simplemente haber cedido en el primer atentado hace cuarenta años, porque cuánto dolor hubiésemos evitado. Pero claro, eso de ceder es algo así como vencer. Si el Estado cede, habrá vencedores, los terroristas, y habrá vencidos, las víctimas y la sociedad española.

En España hace muchos años que hay paz. En el País Vasco también hay paz, puesto que no hay guerra. Por eso no consigo entender las pretensiones políticas y sociales de buscar la paz. Si las víctimas hubiesen atentado contra terroristas o hubiesen emprendido acciones ilegales contra éstos, estaríamos hablando de proceso de paz. Pero las víctimas han estado por encima de esto, y no han respondido igual, con lo cual han estado sufriendo no una falta de paz, sino una falta de libertad, que aún hoy sigue estando presente en sus vidas, porque en las tierras vascas no todos tienen los mismos derechos que les facultan como ciudadanos a ejercer ciertas actividades libremente, porque existe un nacionalismo radical que oprime a los no nacionalistas solo por el hecho de no serlos.

Si queremos abrir un proceso de diálogo con los terroristas para que cesen en sus acciones, deberemos hablar de un proceso hacia la búsqueda de la libertad. Las víctimas, los perseguidos, la gente que lleva escolta, los empresarios extorsionados, los que no son nacionalistas, deben sentirse en el País Vasco como uno más, deben ser respetados y tenidos en cuenta, se les debe considerar y se les debe pedir perdón por los años de sufrimiento y dolor, producidos por la barbarie separatista y radical del nacionalismo vasco, solo entonces habrá paz.

*Secretario regional de

Nuevas Tecnologías del PP