Periodista

El PP enfoca el retrovisor educativo: esfuerzo, religión y mano dura. La receta tiene el éxito previsible en una sociedad asustada que ve cómo ni la infancia es lo que era. Vuelven la reválida y los exámenes orales. Con descalificaciones tan finas como el argumento de que la reválida es franquista, pronto oiremos que los exámenes orales son anticonstitucionales o las notas numéricas, terrorismo contable.

La voz y la mirada siempre han sido poderosos instrumentos educadores. El examen oral devuelve al oído y a la palabra su importancia en los aprendizajes básicos. Y en la enseñanza de idiomas es un saber con alto valor de cambio en el mercado, donde sólo la buena pronunciación certifica la aptitud. Bienvenidos sean los exámenes orales... bien concebidos.