Periodista

Ni cámaras indiscretas, ni cotilleos sobre presuntos famosos, ni palabras malsonantes. Lo que se lleva este año en televisión es el Un, dos, tres... de Ibáñez Serrador; los concursos que premian la cultura de los participantes al estilo de Pasapalabra ; las series que reflejan, sin estridencias, las vivencias de la típica familia española, como Los Serrano, Ana y los siete o Siete vidas , e incluso un tema que se suponía tan agotado como la historia política, de lo que da fe el enorme éxito de Cuéntame cómo pasó .

O los programadores de televisión nos tenían engañados cuando aseguraban que sin morbo, sin escándalo y sin encerrar a un grupo de aspirantes a famosos en pocos metros cuadrados llenos de cámaras no había share que hiciera sobrevivir a una cadena, o los españoles nos hemos hartado de la sobredosis de todo lo anterior y estamos recuperando la cordura. Año tras año quienes llevan a cabo encuestas de opinión aseguran que la mayoría de la gente dice que sus programas favoritos son los documentales de La 2. Pero todos sabemos que eso era un decir, que lo que les embobaba eran las aventuras de Yola Berrocal en Hotel Glam .

Ahora, al fin, empezamos a ser consecuentes; los medidores de audiencias reflejan que los programas que más se ven son los que se hacen eco de nuestra realidad, desde los informativos y los debates sobre temas de actualidad, cuya aceptación va en aumento, a las series destinadas al consumo familiar y que relatan los avatares de lo que se supone que es la familia actual, y que poco tiene que ver con la tradicional. Incluso interesa la cultura, de ahí que en su regreso a la pantalla, Ibáñez Serrador haya querido dedicar su nuevo Un, dos, tres... a fomentar el hábito de la lectura.