Los organizadores del Womad ya respiran al hacer balance del festival cacereño. Cien mil visitantes, la respuesta más que positiva en taquilla o la falta de incidentes son suficientes argumentos para que algunos responsables se remanguen los embites al contrario o procuren limar viejos desencuentros. Tras la tormenta llega la calma y ya se piensa en futuras lides. La edición número 13 ha superado las supersticiones.