Era una tarde de miércoles, la primera tarde de la primavera 2018. En la sala de prensa de la Asamblea, el presidente de la Junta nos presentaba la que, según él, sería la solución definitiva para que en Extremadura florecieran miles de empleos privados, esos empleos privados que se han dejado de crear tras 32 años de socialismo asfixiante.

Ha llegado el verano y las expectativas están marchitas. Esa solución en forma de ley que iba a atraer a la región grandes instalaciones de «ocio familiar» se ha estrellado a la primera de cambio, antes siquiera de concluir su tramitación parlamentaria.

Esta misma semana hemos conocido que el grupo empresarial canadiense Triple Five descarta Extremadura para instalar el macroproyecto que tenía previsto construir en la Siberia extremeña. Con ley o sin ley, no están interesados en nuestra región ni en las alfombras rojas de Fernández Vara y ya sondea otras localizaciones en Andalucía, de allí de donde son tres de los ministros de Sánchez.

La Junta ha hecho lo posible para disimular este VARApalo. Su portavoz, Gil Rosiña, ha tenido que salir a dar la cara por su jefe para asegurar que no pasa nada porque una empresa que tenía previsto invertir más de 3.000 millones de euros haya decidido, finalmente, buscar otro destino. Según la portavoz de la Junta, «hay cuatro proyectos más» sobre la mesa y aunque no ha sido capaz de concretar ni uno solo vuelve a pedir un ejercicio de fe a los extremeños.

A estas alturas dudamos de si esos supuestos proyectos existen o forman parte de una huida hacia adelante.

El consejero de Economía tendrá que comparecer en la Asamblea de Extremadura para dar cuenta pormenorizada de éstos, si es que existen, y tendrá que hacerlo con toda la transparencia que hasta ahora ha sido la gran ausente.

Mientras tanto, cabe preguntarse ¿y ahora qué?

Fernández Vara ha fiado todo el desarrollo de Extremadura a un proyecto que ha levantado el vuelo y con el que pretendía salvar una legislatura fracasada, sin pulso y sin ilusión.

Ahora nos queda el humo y tres años perdidos en la nada que no podrán recuperarse.