Ha subido el recibo de la luz, el recibo del gas, las tarifas de los transportes públicos y los beneficios de las empresas de estos sectores. Mientras que las pensiones siguen congeladas, se incrementan las comisiones bancarias y se recortan los derechos de los consumidores, ya que lo único que no sube son los salarios y las pensiones. Con todo ello, ¿qué hacemos nosotros? Nada. Agachamos la cabeza, nos quejamos y seguimos pagando.

En 1951, cuando solo tenía 10 años, hubo una subida del precio del billete del tranvía. Recuerdo que los ciudadanos nos rebelamos, nos unimos todos en contra de esa injusticia, se hizo una huelga y nos enfrentamos a la policía. El Gobierno franquista vio que la gente no dormía, que tenía el valor suficiente para expresarse ante lo que consideraba injusto.

El pueblo de ahora solo sabe quejarse y basta, no tenemos la valentía para decir ya es suficiente , y de eso se aprovechan los gobernantes, que tienen el bolsillo, la tripa y las espaldas bien cubiertas.

José Esteban **

Correo electrónico