TYta viene el cortejo! ¡Ya viene el cortejo! ¡Ya se oyen los claros clarines!" O sea, ya ha comenzado la campaña electoral en Cataluña, pero no hay ningún Rubén Darío que la cante, porque a los poetas la democracia no les pone, y, si les pone, les sale un panfleto, como les pasaba a Miguel Hernández y a Rafael Alberti , y es que la política casi todo lo que toca lo convierte en propaganda.

El gran espectáculo ha perdido vestuario y ha ganado en preservativos que reparte un partido político con la elegante recomendación de joder a la derecha. La gentileza y la distinción que no falten. Por si falta, los autobuses del PP por las tierras del seny son decoradas con pintadas en las que se pide a los fachas que se vayan. A mí esto no me espanta, pero me preocupa la complacencia de algunos, la sonrisa de otros, la tibieza en la reacción ante estos apuntes totalitarios. La pavorosa falta de ideas --no digamos de ideales, ¿qué es eso?-- convierte el debate político en una refriega que baja de nivel hasta llegar a la descocada ambientación de los programas de telebasura. Este cortejo escasamente triunfal ya no desfila por las calles --que estarían vacías-- y prefiere pasarse por casa del notario; ya no desemboca en grandes recintos, sino que prefiere los pequeños comités. Al otro lado del puente, del puente aéreo, en Madrid, ya se huelen los ensayos, y es el momento de sacar los trapos sucios y apedrear los tejados. Lo malo es que los tejados son de cristal, y uno teme siempre que le caiga un pedazo encima de la cabeza.

¿Y los medios de comunicación? Bien, gracias. Es el momento de volver a ver Trenes rigurosamente vigilados . Eso sí que era control. O ir a ver Sálvese quien pueda , una comedia en la que Eloy Arenas , entre risa y risa, nos recuerda el fondo miserable del alma humana, cualquiera que sea su estrato, perdón, su clase social. Claro que a la salida será difícil que no nos topemos con alguna parte de un cortejo escasamente triunfal.

*Periodista