WEwl presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, anunció ayer en Barakaldo que el próximo mes comunicará a los partidos el inicio del diálogo con ETA para acabar con la violencia. El pronunciamiento se produjo una semana después de la entrevista a portavoces de ETA publicada por el diario Gara, que llevó la incertidumbre a la opinión pública, porque ponía condiciones a la paz. Y también después de unas manifestaciones del líder de Batasuna, Arnaldo Otegi, en las que adjudicaba a la izquierda aberzale el derecho a llevar la iniciativa en el proceso.

CONDICIONES PARA DIALOGAR. Lo que a efectos prácticos se dispone a hacer el Gobierno es a comprobar directamente con ETA que cumple el alto el fuego, y a fijar las reglas para lograr la pacificación. Dicho de otra manera, el Gobierno no está dispuesto a constituir una mesa de diálogo hasta que tenga garantizado que negociará en condiciones de auténtica igualdad. Para ello es preciso que Batasuna condene la violencia de forma expresa y que ETA establezca como un hecho irreversible el abandono de las armas.

SIN PRECIO POLITICO. El Gobierno tenía que dar este paso para desvanecer los rumores de que algo no marchaba bien en la pacificación de Euskadi y para desmentir a quienes, desde el PP y desde el mundo aberzale, insisten en que la paz tendrá un precio político. El presidente lo ha hecho mediante un doble compromiso: atenerse a la legalidad y al pluralismo. El primero es una advertencia a los convencidos de que cabe hacer piruetas jurídicas fuera de la Constitución --"Euskadi tiene su mejor sitio en la España constitucional", ha dicho Zapatero--, y el segundo, la confirmación de que la paz no puede traducirse en una reedición del plan Ibarretxe.

EL RESPETO A LAS VICTIMAS. Al abrirse una nueva fase en el complejo proceso de pacificación, el Gobierno también debía comprometerse, como lo ha hecho, con el respeto a las víctimas. Proponer que se las mencione en el preámbulo de la Constitución es una iniciativa que debe tranquilizar a quienes nunca sentirán suficientemente reconocido su sacrificio. Pero, al mismo tiempo, es un gesto dirigido a la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), que se opone a la negociación con la banda terrorista ETA, y al Partido Popular, que ayer mismo dijo que con la banda terrorista "solo se puede acreditar su disolución". Acaso sea uno de los pocos recursos que le quedan al Gobierno para lograr que los populares se olviden de cálculos electorales para las próximas citas con las urnas y apoyen un proceso para el que no tienen una alternativa, pero del que desconfían porque no lo dirigen.