WEwl extraordinario ruido y la tensión que provoca últimamente el Partido Popular en la política española parece ser bastante artificial, ya que no se debe a que haya insatisfacción creciente de los ciudadanos respecto del Gobierno socialista o una tendencia de cambio en su intención de voto. O responde precisamente a que, ante eso, el PP ha decidido apostar por los efectos desestabilizadores de la crispación. Porque el dato fundamental del sondeo que hoy publica en sus páginas EL PERIODICO EXTREMADURA es que el PSOE mantiene una sustancial ventaja de seis puntos sobre el PP (43,8% de los votos frente al 37,8%).

El actual mapa político es similar al que salió de las elecciones del pasado 14 de marzo, cuando los socialistas obtuvieron un 42,2% de los votos y el PP, un 37,3%. Hay, en todo caso, un ligero ascenso del PSOE, Zapatero es el político mejor valorado --muy por delante de Rajoy-- y la mayoría de españoles aprueba la actuación del Gobierno.

Una cosa significativa: para los ciudadanos de la calle el plan Ibarretxe , la espoleta de las últimas convulsiones, es mucho menos dramático que para los políticos. La mayoría está a favor de que se debata en el Congreso y la mitad acepta negociar con el lendakari.