España, ha tenido la mala suerte de que la presidencia de turno de la UE ha coincidido con la puesta en marcha de las previsiones del tratado de Lisboa. El presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero , anunció, al hacerse cargo del relevo europeo, que no quitaría protagonismo a José Manuel Durao Barroso y a Herman van Rompuy .

Ha cumplido tan escrupulosamente su apuesta de discreción que sencillamente está pasando desapercibido. Hay algunas consideraciones que hacer al respecto: primera, la falta de liderazgo de los nuevos cargos europeos --Van Rompuy y Catherine Ashton --hubiera debido permitir que en los primeros meses de su trabajo España hubiera sido más visible en su actividad sin achicarles el espacio que les corresponde. La situación ha dejado en evidencia que el peso del Gobierno de Zapatero es más bien liviano, independientemente de la presidencia circunstancial de Europa.

Angela Merkel, Nicolas Sarkozy y Gordon Brown han realizado entrevistas bilaterales lanzando propuestas europeas que, sin ser para tirar cohetes, han dejado en evidencia que no tienen física ni química con el presidente español. Ahora, justo cuando se acaba el primer trimestre de la presidencia de turno española, desde la Moncloa y desde Ferraz se da prácticamente por concluida la participación de Zapatero en Europa para volcarse en remontar la situación electoral del PSOE.

En segundo lugar, podemos considerar que nuestra mala imagen europea tiene que ver con la situación económica española y el descenso de nuestra visibilidad como país puntero en una Europa en donde ocupamos, justo por delante de Irlanda, Grecia y Portugal, el vagón de cola de la economía. Tampoco ayuda a la imagen de España la tensión existente entre el comisario europeo de Competencia, Joaquín Almunia , y las autoridades españolas del Ministerio de Economía. Ahora la prioridad es la crisis de Gobierno y la recuperación de la iniciativa. La política interior marca la prioridad, pero Europa sigue siendo nuestro espacio natural. Y hemos dejado pasar una oportunidad de oro.