En torno a 15.000 devotos, según estimaciones de la policía local, se dieron cita en la jornada de ayer en las inmediaciones del Puerto para disfrutar de la tradicional romería en honor a su patrona. Y eso que, fueron muchos los romeros que subieron por la mañana, pero al mediodía tuvieron que regresar a sus casas por la lluvia que comenzó a caer y la niebla que empezó a empañar no solo los cristales de los coches sino las caras de los devotos que esperaban desde hacía tiempo el día en el que poder ver fuera de su templo a la Virgen.

Desde bien temprano, fueron muchos los placentinos que prepararon comida y bebida y cargaron sus mochilas directos al Puerto a pasar un buen día. Pero lo que más se hizo ayer fue mirar al cielo porque las predicciones meteorológicas de toda la semana hacia el domingo se corroboran con las nubes agarradas en la montaña que preveían un buen chaparrón. Y así fue. En torno al mediodía, cuando ya muchos tenían encendida la lumbre en el campo para empezar a asar las chuletas, comenzó a caer agua y, aunque muchos aguantaron, finalmente decidieron bajar a casa "porque los niños se van a coger un resfriado impresionante", explicaba un placentino, apenado por tener que irse.

Algunos, sobre todo los jóvenes, se quedaron esperando que "la Virgen diga que durante unas horas no llueva y así pueda salir". Aunque no iban a poder disfrutar de un magnífico día de campo, desafiaron a la lluvia y el mal tiempo y prefirieron meterse bajo las carpas de los chiringuitos.

PAÑUELOS BLANCOS Pero a partir de las cinco de la tarde, una hora antes de la hora programada la procesión, el cielo comenzó a abrirse y la lluvia dio un respiro. Fue entonces cuando los autobuses que subían al Puerto comenzaron a llenarse en su viaje de ida, y no de vuelta, como ocurrió por la mañana. Diez minutos después de la hora prevista, comenzaba la procesión. En la puerta estaba preparada una urna de cristal dispuesta a ponerla a las andas por si chispeaba o llovía, pero no hizo falta. Como ya es tradicional, la corporación municipal al completo fue la encargada de llevarla hasta la puerta y allí se cambiaron por el siguiente grupo. La Virgen entonces salió de su templo airosa y los 15.000 devotos comenzaron a sacar los pañuelos blancos y la pudieron ver después de la restauración realizada recientemente.

De ello se han encargado los técnicos de la Junta de Extremadura, quienes han fijado y garantizado su mejor sujeción, la han retocado en la policromía y han hecho desaparecer las grietas que tenían del manto a la cabeza. El director del Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la Junta, José Javier Cano, ha sido uno de los artífices de dicha restauración y fue el que dio el pregón el pasado viernes de las fiestas en honor de la Virgen del Puerto.

El presidente de la cofradía, Cándido Cabrera, presidió la procesión seguida de la alcaldesa, Elia María Blanco, algunos de los concejales y miles de placentinos y comarcanos. Todos hicieron el recorrido de la procesión, que concluyó, como es habitual, con las tradicionales pujas. Un grupo de amigos pagó 1.500 euros por meter a la Virgen en la iglesia, otros 1.500 euros para subirla al camarín y 1.100 euros por el ramo. Todos ellos fueron grupos de amigos que no quisieron facilitar sus nombres.

Las fiestas en honor a la patrona siguen ya que desde hoy y hasta el próximo sábado se celebrarán las novenas en horario de cuatro de la tarde, seis de la tarde y 20.30 horas. Además, mañana es el día de la parroquia de San José, con la celebración de la eucaristía a las siete de la tarde y el viernes día 4, el día del arciprestazgo de Plasencia, también a las siete de la tarde.