Impotencia e indignación. Es lo que sentían ayer los profesores y estudiantes de Forestales que acudieron al parque de Gabriel y Galán para protestar por la tala de árboles. Participaron medio centenar en una protesta sin gritos ni pancartas, pero que dejó muy clara la oposición frontal de la universidad a la decisión del edil de Medio Ambiente, Miguel López Bueno, de talar dos moreras y once cipreses.

"He venido aquí porque quería enseñarle a mis alumnos lo que no se debe hacer y lo que conlleva la gestión urbana por decisiones personales", decía un profesor.

Docentes y alumnos no entienden además que, un concejal que es a su vez presidente de la asociación ecologista Alimoche, haya ordenado talar los árboles: "No hay derecho a que siendo de Medio Ambiente y ecologista haga esto, es contradictorio porque se tendría que pelear para protegerlos y haberse asesorado".

La decisión contrasta también con la adhesión del ayuntamiento a protocolos como la carta de Aalborg y con una concejalía llamada de Desarrollo Sostenible que en su opinión ha actuado más por criterios personales y de estética --para dejar a la vista el acueducto-- que sanitarios porque "esos ejemplares estaban en perfecto estado".

Ahora denuncian próximas talas de dos olmos centenarios y siete acacias: "Los obreros de la empresa nos han dicho que los van a cortar para ampliar el acerado de la Coronación". Mientras esperan que esto no suceda no descartan otras medidas como denunciarlo ante Medio Ambiente o dirigirse a la alcaldesa.