A Nardi y Luis Blázquez, propietarios de la mercería de la calle del Sol, todavía le dura el enfado desde que los vándalos rompieran su escaparate a pedradas para hacer la gracia de llevarse exclusivamente la pierna de un maniquí. En su caso, explica que la broma la va a pagar además su salud porque ambos estaban la madrugada del domingo con gripe cuando recibieron la llamada de la policía.

"Lo peor fue la noche que pasé haciendo guardia para que nadie aprovechara para robar porque a esas horas no vas a llamar al cristalero...", contaba ayer. El domingo tuvo que solucionar el desaguisado con unos apliques de cristal con silicona, aunque ayer señalaba con ironía: "Quién va a querer llevarse un sujetador o unas medias...".

Lo cierto es que hasta ayer no pudo reponer el cristal, cuyo coste de unos 240 euros pagará el seguro, porque tiempo atrás también los vándalos rompieron otro escaparate y tuvieron la previsión de ampliar la cobertura del seguro.