Una iniciativa para combatir los efectos de la crisis en las familias. En junio abría sus puertas en el barrio de San Miguel un supermercado social pionero en la región. Sus destinatarios: desempleados, pensionistas y familias que no superan los mil euros al mes de ingresos en la unidad familiar, que han podido encontrar en el supermercado productos de primera necesidad con rebajas de hasta un 70% de su precio habitual.

Consuelo de Miguel, directora del hogar de mayores de la puerta Berrozana, era la promotora de esta iniciativa que busca "ayudar a la gente que más lo necesita en estos momentos de crisis" y fomentar además la integración social de las personas discapacitadas puesto que seis de los siete empleados que ha contratado son discapacitados.

El supermercado se habilitó en un local de mil metros alquilado por la empresa Electrofil y vende solo productos de primera necesidad --nada de alcohol-- procedentes de excedentes o con fecha de caducidad próxima. Hay legumbres, frutas, pastas, arroces, harinas, lácteos, zumos, productos de desayuno y algunos congelados y ninguno llega a un euro de precio.

En septiembre, atendía ya a unos mil clientes, que antes tuvieron que acudir al supermercado con su carnet de identidad, una nómina o la tarjeta del paro y la declaración de la renta, necesarios para que asistentes sociales verifiquen que no llegan a los mil euros de renta mensual. "A las personas que cumplan los requisitos se les hará una ficha y podrán tener un gasto de 15 euros semanales por familia", decía De Miguel.