Hoy, un hombre está en prisión, lejos de su mujer, a la que insultó y agredió el pasado martes, gracias a un agente de la Guardia Civil que se interpuso entre ellos para evitar que la mujer continuara siendo agredida.
Era por la tarde y el agente no estaba de servicio, sino en un bar con unos amigos, muy cerca del cuartel de la Guardia Civil. Entonces, presenció cómo un hombre discutía con el propietario del establecimiento. A continuación y, según explicó a este periódico ayer el propio agente, que prefiere guardar el anonimato, el hombre salió con su mujer a la puerta del bar y «comenzó a discutir con ella».
Según la nota que envió ayer oficialmente la Guardia Civil, el hombre insultó y zarandeó a su mujer y el agente vio incluso cómo tiró algunas de sus pertenencias a la carretera y después le dio «un empujón y, al verlo, salí inmediatamente».
El agente se identificó como miembro de la Guardia Civil y le mostró sus credenciales e intentó calmar al hombre, quien, «recogió las cosas de la mujer, se las dio y la volvió a empujar y entonces ya sí que me puse en medio de los dos».
Pero el hombre reaccionó de manera agresiva contra el agente y le dio un golpe en la cara. El agente intentó entonces reducirlo y, durante esa maniobra, el hombre cogió un botellín que previamente había roto y le hizo diversos cortes en la nuca y la espalda. A la vez y, según la nota oficial, el dueño del bar acudió al cercano cuartel de la Guardia Civil para pedir ayuda para el agente y un compañero acudió de inmediato.
Una vez inmovilizado el atacante, fue trasladado al cuartel hasta que después, «por encontrarse en demarcación de la Policía Nacional, el agresor es entregado a dos patrullas que se personaron de inmediato, para la instrucción de las correspondientes diligencias».
Mientras, el agente de la Guardia Civil libre de servicio tuvo que ser atendido en un centro médico del fuerte golpe recibido en la cara y de las heridas producidas por el agresor, que no necesitaron puntos de sutura.
orgullo personal / De hecho, ayer por la mañana ya estaba de nuevo trabajando, aunque tuvo que acudir al Juzgado de Instrucción número 4, que instruyó las diligencias por un posible caso de violencia de género y de atentado contra agente de la autoridad. Se celebró un juicio rápido y el agresor fue enviado a prisión, según confirmó la Guardia Civil.
El agente se mostro ayer orgulloso «de haber podido ayudar a una persona que lo necesitaba» y afirma que actuó de forma instituva, aunque «como creo que cualquier persona debería actuar». Recuerda que estuvo tranquilo en todo momento y que, aunque «los golpes no te los esperas», utilizó la mínima fuerza para reducir al agresor.
Confiesa que, después de diez años de servicio en el cuerpo, nunca se había encontrado con una situación semejante, pero no duda de que volvería a actuar como lo hizo.
Es algo que le ha agradecido en más de una ocasión en estos dos días la víctima, quien reconoció en el juzgado que no era la primera vez que pasaba por una situación similar con su marido.
Ayer, tanto la Guardia Civil como las ediles de Interior e Igualdad y ciudadanos a título particular elogiaron públicamente la actitud del agente.