No hay quien entienda a Enrique Tornero. Ni a la alcaldesa. Porque lo que el concejal de Deportes y Elia María Blanco están gestionando no es el patio de su casa, sino una instalación pública por lo que los ciudadanos tienen todo el derecho del mundo a saber si la piscina climatizada se les puede caer o no encima. Quiero creer que al ayuntamiento no se le ocurriría reabrirla si no tuviera garantías de que con la medida provisional adoptada es, hasta que en verano se acometa una reforma más profunda, suficiente. Pero es que también supongo que la oposición es responsable cuando genera la duda y la única manera de dar la tranquilidad que los administrados nos merecemos es hablando claro. Y en el caso de este gobierno, hablando, sin más. Porque la callada por respuesta no es otra cosa que una irresponsabilidad y una falta de respeto a los usuarios que, a estas alturas de la película, no sabrán si tirarse a la piscina. Pues yo propongo que se tiren el concejal y la alcaldesa, tipo Fraga, para dejarlo claro. Porque como se empeñan en ocultar el superinforme de 11.000 euros encargado a una empresa especializada para comprobar si hay riesgo de que se caiga el techo, pues yo no me quedo tranquila hasta que los vea zambullirse en el agua. No es para bromas, pero a ver...