El agua sale tan turbia de los grifos en la avenida de la Vera y Santa Elena que se ha disparado la compra de agua mineral por garrafas. Aunque el ayuntamiento garantiza la calidad del agua, su mala presencia se debe al estado de deterioro de las viejas tuberías de fundición de hierro que hacen también que haya un corte en el suministro cada quince días de media y que en los pisos más altos apenas llegue por falta de presión.

El último reventón se produjo la madrugada del martes y los vecinos se despertaron con la desagradable noticia de que no pudieron ni darse una ducha. Estuvieron otras siete horas sin agua hasta la una y media de la tarde. Situaciones como ésta se vienen repitiendo los últimos años sin que el ayuntamiento se haya planteado hasta ahora la renovación de las tuberías, lo que supone una inversión de alrededor de 100.000 euros, según una primera estimación del servicio de agua, que sitúa en torno a los 500.000 la mejora también del Pilar y La Data.

Junto a Vera-Elena son los tres puntos negros de la red, cuyas tuberías han superado con creces su vida útil. La edil de Obras, Mónica García, sí se ha sensibilizado y ha pedido a los técnicos municipales que elaboren los proyectos de las tres zonas con intención de empezar las obras de renovación este verano.