Un hombre de 80 años permanece en aislamiento, en el hospital Virgen del Puerto de Plasencia, debido a una fiebre botonosa provocada por la picadura de una garrapata. Así lo confirmó ayer el Servicio Extremeño de Salud, después de que los análisis descartaran la hipótesis de que pudiera padecer la fiebre de Crimea-Congo, para la que inicialmente se activó el protocolo.

Según informó ayer en Mérida el consejero de Sanidad, José María Vergeles, el hombre acudió al centro de salud de Nuñomoral, en la comarca de Las Hurdes, después de varios días con fiebre. Allí detectaron que tenía lesiones en la piel compatibles con la picadura de una garrapata y sangre en la orina, por lo que fue trasladado al hospital placentino, ante la posibilidad de que tuviera la fiebre de Crimea-Congo, una enfermedad transmitida por un virus, con una mortalidad de hasta un 40% y para la que no existe vacuna, según la Organización Mundial de la Salud.

Se inició entonces el protocolo para estos casos, con una llamada al 112, que trasladó la situación a la Dirección General de Salud Pública. Además, un médico preventivista se personó en el hospital; se habilitó una sala de aislamiento para el paciente y se constituyó un comité de crisis por si se confirmaba el caso.

No obstante, el consejero señaló que no parecía que fuera a confirmarse porque la analítica que se realizó al paciente no reflejaba que se hubiera visto afectado el sistema de coagulación de la sangre, como debería haberse producido en caso de tener fiebre de Crimea-Congo.

Por tanto, la «primera hipótesis diagnóstica» fue la fiebre botonosa, que también se transmite por la picadura de una garrapata, pero que se trata con antibióticos y cuya mortalidad es muy inferior. «En salud pública siempre nos ponemos en lo peor para que ocurra lo mejor», dijo Vergeles, quien añadió que, en caso de que finalmente fuera una fiebre botonosa «no hay de qué preocuparse» porque, en su opinión, con el tratamiento de antibióticos mejoraría el cuadro clínico del paciente y, si no hubiera ninguna complicación, evolucionaría favorablemente.

Precisamente, poco después de informar del caso, el SES constató que se descartaba la fiebre de Crimea-Congo y confirmaba la fiebre botonosa, por lo que se procedía a un tratamiento con antibióticos y se desactivaba el protocolo para la primera. No obstante, anunciaba que, por precaución, el paciente seguirá «en aislamiento hasta que su respuesta a los antibióticos sea la esperada en la fiebre botonosa».