En Plasencia hay abiertas actualmente cinco casas de apuestas y cuatro están cerca de centros educativos, dos colegios, un instituto y la universidad. A la Asociación de Jugadores en Rehabilitación Nuestra Señora del Puerto le preocupa y ha pedido a la Junta de Extremadura que promueva una normativa para alejarlas de estos espacios con menores y jóvenes.

Señalan desde Ajer que otras comunidades tienen legislación y establecen «una distancia mínima a los centros educativos» para poder instalarse. Sin embargo, señalan que en Extremadura «existe un vacío». Según el secretario de la asociación, Eusebio Collazos, la Junta ya les ha manifestado que su propuesta «la tienen sus servicios jurídicos y la están estudiando».

Es lo que esperan, para alejar especios que pueden crear adicción de los jóvenes. De momento, lo que la asociación trabaja en la ciudad y las comarcas de la zona norte es la prevención y el viernes ha iniciado sus charlas en centros educativos, que el curso pasado llevaron a 1.100 escolares y este curso quieren ampliar hasta los 1.500.

de quinto a cuarto de eso / Son charlas dirigidas, por un lado a escolares de quinto y sexto de Primaria y, por otro, a alumnos de todos los cursos de educación Secundaria. Ya han enviado su proyecto a todos los centros educativos de la ciudad y una decena han respondido positivamente. Esperan que se sumen más, puesto que el curso acaba de comenzar.

Uno de los colegios que participa de la iniciativa es el Inés de Suárez. Su director, Isabelo Yelmo, explica que, en quinto y sexto, «la mayoría empiezan a tener móviles y utilizan las redes sociales. Conviene que sepan cómo utilizarlo bien y lo que están bien y mal porque, a veces lo que tienen es desconocimiento. No se dan cuenta de que cuando ponen algo en las redes es como si estuvieran en la plaza Mayor y les viera todo el mundo».

Eso y otras virtudes y peligros de Facebook, Twitter, Whatsapp, Instagram, YouToube y Snapchat les enseñó el viernes a un grupo de quinto Vanesa Martín, educadora social voluntaria de Ajer. «Lo que les quiero transmitir es que el móvil no es imprescindible, que te puedes comunicar sin él y que las nuevas tecnologías y videojuegos pueden crear adicción y provocar pérdida de sueño, aislamiento, además de hablarles de la privacidad».

Casi todos los niños de esa clase, con entre 9 y 10 años, decían tener móvil propio y conocer todas las redes sociales.