Yo también trabajo en fiestas de guardar y no es noticia o tampoco lo es que una enfermera te pinche. Pero coincidirán conmigo en que sí lo es que la policía local realice controles para atajar los ruidos, el vandalismo o los orines que rodean a la movida nocturna. No solo es labor suya, sino que lo pedían los sufridos vecinos como agua de mayo, pero la política iba por otros derroteros. Pero el alcalde en funciones, Francisco Barbancho, ha reaccionado a las quejas ciudadanas y el nuevo intendente de la policía local, Enrique Cenalmor, está trabajando como el que más y no hay mejor jefe que el que da el callo. Ahora lo que hace falta es constancia y que no sea una medida para acallar a vecinos como el que ha denunciado judicialmente a la concejalía de Interior. Quién no haya cantado alguna noche toledana Asturias patria querida que tire la primera piedra, pero de ahí al vocerío permanente, a romper el mobiliario público o a tomar por urinario la reja de un comercio se necesita mano dura. Y que cada garito cumpla su horario. La caja que haga debe estar en consonancia con el impuesto que paga o es competencia desleal.