En el 2006 comenzó la obra del albergue juvenil, ubicado en las traseras de Santa Ana, con la previsión de estar en funcionamiento en verano del 2007. Han pasado más de dos años y ni está en marcha ni está en visos de funcionar porque la obra terminó hace meses, pero le falta el mobiliario.

La propia concejala de Patrimonio, Mónica García, ha confirmado en varias ocasiones que las obras ya han concluido. Pero al retraso de los trabajos, se suma ahora una dotación de mobiliario que ya depende del concejal de Juventud, Enrique Tornero, y de la que nada se sabe.

Así pues, este es un compromiso electoral del PSOE que se está alargando en el tiempo. Ya en enero del 2007, la alcaldesa visitaba las obras junto a los dos ediles, García y Tornero y anunciaba que este nuevo servicio ideado para los jóvenes estaría en marcha el verano de ese mismo año. Destacaba entonces su importancia al poner en valor un edificio antiguo que estaba abandonado y porque con su construcción "lograremos, sin duda, que la ciudad sea mucho más conocida fuera de la región", subrayaba.

Ahora, el ayuntamiento ha invertido 297.000 euros en las obras, ejecutadas por la empresa Moliher y no exentas de polémica por la oposición vecinal apoyada por 400 firmas contra la plataforma roja construida, que también criticó el PP, pero el albergue sigue cerrado.

Es más, se ha convertido en una zona donde arrojar todo tipo de basuras. Dentro del recinto se pueden observar diversas pintadas --también fuera--, latas vacías, botellas de refresco, envoltorios de helados, e incluso, los restos de una litrona arrojada contra la pared.