Se está quemando la catedral". Fue lo que pensaron la madrugada de ayer muchas de las personas que se encontraban de marcha en el centro. Un fuerte olor a quemado y una humareda procedente del monumento alertó y sorprendió a un buen número de curiosos, que presenciaron unas espectaculares llamaradas procedentes de una de las espadañas de la catedral.

Lo que ocurrió fue que, por causas desconocidas, en torno a las dos de la madrugada salieron ardiendo varios de los nidos de cigüeña ubicados en la espadaña del reloj de la catedral nueva. Según testigos: "Las llamas eran increíbles, subían desde un nido hasta otros dos y se quemaban los tres a la vez".

Incluso desde la plaza Mayor se podían observar las llamaradas y hubo momentos de preocupación por tratarse de la catedral y porque "esos nidos pesan un montón de kilos y podía haber pasado algo mucho peor". Los bomberos acudieron a la zona e intentaron apagar el fuego con una manguera desde la cesta de la escalera de un camión, pero la espadaña estaba demasiado lejos, por lo que optaron por subir una manguera por la fachada hasta una cubierta a la que pudo llegar un bombero por el interior de la catedral y arrojar así el agua a los nidos.

Al final y, según los bomberos, una parte de un nido cayó sobre un tejado, pero no fue a más y todo quedó en un susto, aunque ayer, las piedras de la espadaña estaban teñidas de negro como consecuencia del fuego.