Los dueños del asador de pollos cerrado por el ayuntamiento han hecho un ruego a la alcaldesa: "Que por favor nos escuche y lleguemos a un acuerdo para poder prestar de nuevo nuestros servicios a los placentinos".

El ayuntamiento ordenó su clausura por los malos olores y afirma que abrió en la legislatura pasada sin licencia de apertura. Pero su propietario, Florencio García, asegura haber presentado hasta cinco soluciones técnicas para acabar con los olores y explica que pidió la licencia en el 2001 y la comisión de gobierno informó favorablemente en enero del 2002, mientras la Junta emitió un dictamen favorable ese mismo año, por lo que, al no haber una resolución que denegara la licencia desde entonces "se considera concedida por silencio administrativo positivo".

Con todo, García subrayó que "de ese asador vivíamos tres familias" y su situación es tal que "nos estamos planteando instalarnos fuera". Aseguran que el ayuntamiento no les ha otra solución que "ir al juzgado", pero prefieren el diálogo porque "el juzgado tarda en decidir y no nos dejan de llegar facturas".