Decir Julio Carrón es decir baloncesto y es decir colegio Miralvalle. El nombre del que fuera profesor de Educación Física de este centro no lo olvidan los alumnos y alumnas que, durante más de 30 años, han recibido sus clases, sus consejos y su pasión por este deporte. El alumnado de ahora y el que llegará en cursos sucesivos también le conocerá porque, desde ayer, el pabellón de baloncesto de este colegio público lleva su nombre, Julio Carrón Alonso.

Fue una iniciativa del alcalde, Fernando Pizarro, aplaudida por el claustro del colegio que dirige María José Oviedo y respaldada por la Federación Extremeña de Baloncesto, cuyo presidente, Jesús Blanco, estuvo presente también ayer en el acto para resaltar sus valores como impulsor del baloncesto y entregarle una placa como parte del homenaje.

Fue un momento emocionante, en el interior del pabellón, con numerosos alumnos de los últimos cursos, jugadores y jugadoras de los equipos de baloncesto, entrenadores, profesores, el alcalde y varios concejales y la familia de Carrón. Este no pudo evitar las lágrimas en algunos momentos y dijo que, tras más de 30 años de trabajo, "es el mayor premio que he podido recibir".

María José Oviedo se mostró contenta y agradecida por el reconocimiento a un maestro y "en vida" y recordó a los miles de chicos y chicas que han pasado por sus manos a lo largo de los años.

El presidente de la federación dijo que Carrón está "en el top ten de los locos del baloncesto, como nosotros decimos" y destacó que "ha sabido inculcar a sus hijos el trabajo", dado que también son entrenadores.

Y Fernando Pizarro lo definió como "un ejemplo de compromiso, que ha invertido su vida en la educación y en transformar el mundo con el deporte y al que se le tiene un gran cariño". Así lo demostraron dos de sus alumnas y jugadoras, María Cabrerizo y María Iglesias, que le agradecieron "sus consejos, su sabiduría" y los valores que les transmitió de "compromiso, esfuerzo y trabajo en equipo".

Carrón recordó sus inicios, subrayó que nunca ha cobrado como entrenador y dio las gracias a su familia, en especial a su mujer: "Parte del nombre del pabellón es para ella", dijo.