Si al final vamos a tener que agradecer a Pepa Camisón que haya dejado al PSOE en mayoría simple porque, ahora que ha visto las orejas al lobo, ha puesto el turbo y hay que ver qué mes lleva sacando proyectos adelante. La pena es que ya podía haberle puesto las pilas Raquel Puertas hace un año, cuando le regaló la mayoría absoluta, porque no ha sido hasta ahora cuando se han visto las máquinas en San Miguel o los proyectos de rehabilitación de Santo Domingo y del último tramo de muralla.

Por eso, y porque hay muchos más ejemplos desde que ahora el PSOE va a varias inversiones por semana, no se entiende el órdago de Ibarra salvo en clave partidista. Fue muy hábil echando el muerto a la oposición, pero si condicionó la revisión del PGOU o la cesión de suelo para viviendas a 60.000 euros a un gobierno estable, por qué no aprovechó la mayoría absoluta del propio Partido Socialista.

Mientras tanto, Elia Blanco sigue sin hincarle el diente a las huertas de La Isla, a la falta de suelo industrial, al plan de ordenación del tráfico, a las alternativas de aparcamiento, a Santa Bárbara o a los campos de golf por no decir al PGOU y a las famosas viviendas de 60.000 euros porque prefirió vender suelo municipal a canjeárselo a la Junta y luego le exigió a promotores privados que las hagan en sus solares si quieren campos de golf.

No es que la futura residencia de Alzheimer, terminar la reforma de la Coronación, licitar el parque de la vieja granja de San Miguel o la rehabilitación de La Magdalena sean moco de pavo, pero la legislatura avanza y, yo no sé a ustedes, pero a mí el pin pon que se traen nuestros políticos me aburre. También hábiles estuvieron Anselmo Díaz Cabello y José Luis Díaz en su contrataque a Ibarra, pero si algo obliga la mayoría simple a los políticos es a demostrar si tienen capacidad política y humana para gestionar, que para eso les pagamos, o si se trata de quítate tú para ponerme yo. ¿Darán, unos y otros, la talla?