Me pirro por alicatar la cocina, pero a ver qué hago luego con el cuello de botella de las tuberías cuando se me vuelvan a atascar. Bien mirado sería mi "impronta", como el bulevar de Cañada Real para el gobierno del PSOE --dixit Elia Blanco-- y bien poco les ha importado a ellos el del asilo. Pero yo le voy a hacer caso a mi madre y por pura economía doméstica voy a arreglar primero las tuberías. Aunque no me luzca tanto, que al fin y al cabo yo no tengo que inaugurar desaforadamente na de na aunque ganas me dan de proponer a mi madre para alcaldesa, que seguro que ya nos habría arreglado ese penoso polígono industrial.

Que se le quitan a una las ganas de montar un negocio en semejante escaparate y asociarse luego en una Cámara de Comercio gobernada por un sindicato. Que esa es otra. Qué guasa tiene la federación empresarial cacereña. ¿Sindicalistas José Ramón Suárez, Pedro Castro, Paco Sánchez Guijo, Pepe Jarones, Pedro Díez...? La pena es que una campaña electoral de empresarios se tiña del soniquete cateto de Cáceres contra Plasencia o viceversa en vez de hablar de gestión económica. Por eso ¡viva Pedro Claros!, que estuvo por encima de esos prejuicios en defensa de los intereses de los farmacéuticos como buen presidente del colegio provincial. ¿He dicho provincial?