Prueba superada. El célebre cañeo matinal de la feria placentina sacó ayer de casa a cientos de paisanos y volvió a verse su estampa más característica con la calle Vidrieras a rebosar. Quien tuvo retuvo y las charangas, incluida la de los Bisbal por sus rizadas cabelleras, lograron que el personal se agachara y levantara al son más típico de esta feria aunque la cosa siga floja por comparar con lo conocido.

Rebujitos iban y venían entre sudorosos cuerpos apretados y entregados a la causa como los más de mil placentinos que disfrutaron del musical en el que Paco Arrojo vino la víspera acompañado de un elenco de artistas tan conocidos como la televisiva Beatriz Luengo.

Pero furor también han causado estas ferias los sombreros de vaca de a diez euros o los coloridos y móviles cuernos que coronan no pocas testas en días estos de lo más desinhibido.