Hubo toreo para todos los gustos. Estilos bien diferenciados los de los cuatro caballeros que ayer hicieron las delicias de un público entregado siempre en este tipo de festejos. Rejoneo de primer nivel, pues los nombres de quienes estuvieron en el coso placentino vienen avalados por éxitos en las ferias de primera. Espectáculo, vibración y también, como no, toreo a caballo del bueno.

Leonardo Hernández se entregó con O-31, un caballo de gran expresividad, lució a Chispa en un par a dos manos y cerró con las cortas montando a Espartaco. La oreja supo a poco.

CABALLO HERIDO Cartagena vio como uno de sus caballos estrella, Quito, resultó herido por el segundo de la tarde. Se vino arriba el rejoneador y mostró su toreo bullidor y espectacular, de gran conexión con los tendidos, de principio a fin, y mató con acierto.

Sergio Galán tuvo delante un animal falto de raza y acometividad, al que había que llegarle mucho. Lo hizo el caballero y puso todo de su parte ante la falta de colaboración del astado.

Cerraba cuarteto Moura hijo, una de las promesas del rejoneo contemporáneo, que realizó el mejor toreo de la tarde. Llevó muy cerca al oponente, se ajustó en las piruetas y templó toreando a dos pistas. Faena de alto nivel, de corto premio por descordar con el de muerte.

Quinto y sexto fueron lidiados por colleras y del dos contra uno, prefiero no contar nada, aunque entusiasman.