Antes del mes de agosto, los actos religiosos habránbrá pasado de celebrarse en la catedral Nueva a hacerlo en la Vieja. Así lo afirmó ayer el representante del cabildo, Virgilio Vegazo, dado el estado actual en que se encuentran las obras de rehabilitación del edificio.

La reforma, por un valor de 1.673.623 euros, empezó en febrero por la parte antigua y el cabildo ya advirtió de que, una vez que acabaran aquí los trabajos y pasaran a la parte nueva, el culto no se suspendería, sino que se trasladaría de una zona a otra. Estaba previsto que las mejoras en la catedral Vieja terminaran antes, pero "superadas las dificultades que tienen todas las obras, ya están prácticamente encauzadas", indicó ayer Vegazo.

Así, explicó que se sigue actuando en las cubiertas y se han picado casi todas las bóvedas para colocar una sustancia impermeable --que evite por tanto las humedades-- que después se cubrirá con piedra. A esto se suma la obra de reparación de la bóveda de la catedral Vieja, que comenzará nada más se termine de montar el andamiaje.

Vegazo calcula que todas estas actuaciones se alargarán entre un mes y un mes y medio y entonces, ya se podrá trasladar el culto. "Inicialmente, se trata de acomodar el espacio para poder empezar el culto, aunque más adelante se adecentará y acomodará mejor porque vamos a tener que estar en la catedral Vieja durante un año o más".

En ese tiempo, la UTE Trigemer-RH, siempre bajo la supervisión de los arquitectos del plan director de la catedral, acometerá el arreglo de las cubiertas y fachadas interiores de la parte nueva, además de actuar en bóveda y suelo. Vegazo destacó además que ya se están elaborando los proyectos para la próxima obra, la restauración del coro.