Semejante aspecto es el que vuelve a presentar la entrada a la ciudad. Los márgenes del polígono industrial han vuelto a llenarse de charcos, pero la queja de los industriales va más allá de la estética y hablan de accesos indignos. Además de que hay que jugarse el tipo para incorporarse a la carretera, sobre todo a las horas punta y a diario, llueva o no llueva.