Los monaguillos de Valverde de la Vera no se esperaban que todo un obispo les escribiera una carta para responderles a una queja. La que le habían hecho llegar Isabel Cabezudo y sus amigos, de entre cinco y doce años. "Le escribimos porque estábamos tristes y un poco enfadados por haberse llevado de aquí a Manolo, el cura. No pensábamos que nos fuera a escribir, pero queríamos que por lo menos lo supiera".

Pero se equivocaron porque el obispo de Plasencia quiso explicarles por carta por qué había trasladado de pueblo al sacerdote Manolo. "Querida Isabel y queridos monaguillos", empezaba la misiva. "No podéis imaginaros lo contento que me he puesto al recibir vuestra carta, aunque siento mucho que esteis tristes", seguía.

Adiós al cura del pueblo

A continuación, Amadeo Rodríguez confesaba a los niños que un obispo tiene que tomar a veces decisiones difíciles y que no todos entienden por el bien general de la diócesis. "Y éste es vuestro caso: para solucionar un problema he tenido que dejaros a vosotros sin el sacerdote a quien tanto queréis aunque ahora irá don Ramón al que, me consta, que conocéis y apreciais mucho", subraya.

Aquí paz y después gloria porque, desde entonces, el obispo tiene en los monaguillos de Valverde una especie de club de fans. "Estamos muy agradecidos y sus explicaciones nos han convencido" dice Isabel, la mayor del grupo con 12 años. Lo que no les ha convencido tanto, al menos de momento, es el último párrafo de la carta, donde aprovechaba para animar las vocaciones. "Estos problemas los provoca la escasez de sacerdotes, así que te pido que le digas a tus compañeros, los monaguillos, que se animen a venir al seminario. Un beso para todos", concluía esta otra carta pastoral .