Nicolás Iglesias se intercambia sellos a través de Correos con sociedades filatélicas de Venezuela y Eslovaquia y coleccionistas particulares de Argentina y Chequia, pero no siempre le llegan. Hace quince días le enviaron un sobre certificado a casa que llegó abierto y asegura que una mano negra se quedó con algunos de los sellos que había en su interior, pero no lo puede probar porque "mi madre no se dio cuenta y lo cogió".

La oficina de Correos admitió ayer haber recibido su reclamación, pero explicó que "le tomamos nota, no podemos hacer nada porque llegó a destiempo una vez que se había hecho cargo del sobre". La semana pasada volvió a pasar, pero esta vez no la aceptó aunque ya venía con la etiqueta que pone Correos de levantada acta para demostrar que a sus manos ha llegado abierta.

DERECHO AL PATALEO

"Me queda el derecho al pataleo porque yo no sé quién se los queda, pero Correos es el responsable". Ha querido hacerlo público con el apoyo de la sección filatélica de la Asociación Cultural Pedro de Trejo porque asegura que no es la primera vez que le ocurre. De hecho ha presentado varias reclamaciones por otros casos similares e incluso llegó el juzgado en uno de ellos. No en vano violar la correspondencia es un delito además del robo de los sellos. "Pero el camino desde Chequia es muy largo, pasa por muchas manos y los sellos son muy golosos", se lamenta .