POR RAQUEL RODRIGUEZ

El bar-restaurante La Capacha es relativamente joven, tiene poco más de 5 años, pero desde el primer momento se convirtió un referente en la zona del Berrocal, donde sus dueños, Oscar Castaño Ramos y Raúl Magdaleno Vázquez, de 34 y 36 años respectivamente, decidieron abrirlo aprovechando que era una zona en expansión, de gente joven y obras como el Palacio de Congresos y el cercano Palacio de Justicia.

Fue el 3 de septiembre del 2008 cuando La Capacha comenzó a funcionar. Oscar y Raúl eran amigos de toda la vida y ambos tenían trabajo, Raúl trabajaba en una empresa como electricista y Oscar en otra como repartidor. Pero un buen día, en torno a unas cañas, los dos amigos hablaron de la posibilidad de montar un negocio propio, de "trabajar para nosotros mismos, probar", y así lo hicieron.

Su intención era atraer a los nuevos vecinos, pero también a los numerosos obreros que trabajaban en las obras cercanas. Por eso, ofertaron un menú diario, que hoy mantienen a 9 euros, con postre, café e IVA incluido y está basado en la comida casera. "Aquí pueden comer unas carrilleras estofadas, una caldereta de cordero... cualquier plato de cuchara y por encargo también asados, arroz con bogavante, cabrito, cochinillo...", explica Oscar.

Su fórmula funcionó y "los dos primeros años fueron muy buenos. Era un no parar. La barra funcionaba muy bien; el comedor también y los fines de semanas dábamos menús y carta", subrayan.

Pero llegó la crisis, y Oscar señala que les ha afectado muchísimo. "Lo hemos notado hasta en los cafés. Cada vez está más flojo y al terminarse las obras, cayó mucho la clientela". De llegar a ser 8 empleados han pasado a la mitad. "En personal ya no podemos quitar más y en calidad, ni mucho menos", afirman.

Por eso lo que les queda es "tirar y tirar y siempre con mucha alegría y cachondeo, a pesar de todo, lo principal es el buen trato".

Para ello cuentan con un comedor para 70 personas, una terraza para otras 80 y 20 taburetes con mesas altas en la zona de la barra para las tapas y el cañeo y ahora, van a instalar una nueva terraza en zona de sombra con otras 10 mesas. Estará lista en unos quince días.

Otra novedad para sacar adelante el negocio en una zona donde "hay muchos bares y la gente se mueve". Se alegran de su decisión de instalarse en El Berrocal y también por su clientela. "Es lo mejor que tiene el negocio. Haces amigos porque somos de trato cercano y este es un trabajo bonito precisamente por la clientela".

Porque a pesar de la clientela, se mantienen --la empresa de Raúl cerró-- y, aunque Oscar no ve el futuro muy halagüeño: "Veo la recuperación lejana porque mucha gente se está quedando sin trabajo", son positivos y seguirán con su buen humor y sus especialidades: "Hay que salir, siempre tirar hacia adelante, no puedes pensar nunca en negativo". Así son en La Capacha.