Placeat ya había dicho sentirse objeto de una campaña de desprestigio, pero ahora lo refrenda la sentencia que ha absuelto de una presunta falta de maltrato a un cuidador, Julián Alegre Jabón, que tiene a sus espaldas nada menos que doce intachables años de experiencia en el colegio especial Ponce de León. "Y porque conocíamos su capacidad humana, sus aptitudes y su trato con los chicos se nos hacía más difícil creerlo". Francisco Valverde señaló ayer que la denuncia fue contra este cuidador como podía haber ido contra cualquier otro "porque el único deseo perverso de este iluminado era hacer daño a la institución y a su junta directiva". Ya dijo el denunciado en el juicio de faltas que se sentía cabeza de turco.

Pero sobre todo, Valverde se preguntó ayer una y otra vez "en qué cabeza humana cabe que pudiéramos consentir que maltrataran a nuestros hijos y nuestros hermanos" y por si quedara alguna duda, el presidente de Placeat llamó la atención sobre el hecho de que la familia del enfermo renunció en el juzgado a su derecho de denunciar los maltratos. "Nadie pondrá en duda que las familias somos las más preocupadas por la atención de nuestros hijos y hermanos, que son nuestros usuarios". De hecho, el discapacitado sigue siendo usuario del centro de San Gil donde ocurrieron los hechos juzgados.

"Pero si no hace falta convencer de todo esto a las familias --insistió-- a los demás queremos decirles que ha intentado salpicar, manchar e insultar a una organización de bien ganada fama" como lo prueban sus continuos premios y su ejemplo de superación para otras asociaciones.