El macabro hallazgo de los cuerpos sin vida de Samara, una inmigrante marroquí de 36 años, y su hijo recién nacido, precisamente en vísperas del día de Reyes, causó ayer consternación en Plasencia y muy especialmente entre la comunidad marroquí, que ayer mismo se organizó para recoger fondos con los que hacer frente a su repatriación.

La noticia saltó también a Coria, donde vive buena parte de su familia y donde la mujer, con permiso de trabajo indefinido, estuvo empleada recientemente en una heladería. Allí reside también por temporadas el otro hijo de la mujer, de once años, que fue quien alertó el miércoles a su tía de que no podía abrir la puerta cuando fue a visitar a su madre al piso de la calle Ancha donde fue hallada junto al bebé también inerte, como adelantó ayer El PERIODICO EXTREMADURA en exclusiva.

SOLIDARIDAD El suceso tuvo lugar en pleno centro de Plasencia, ciudad donde residen 207 marroquís según el padrón, lo que convierte a esta comunidad de extranjeros en la mayoritaria. Por qué dio a luz en casa, sola y sin pedir asistencia médica o auxilio a los vecinos sigue siendo un misterio mientras la policía judicial prosigue su investigación y la comisaría guarda silencio. Instruye el caso el juzgado número 1 y los datos de la autopsia han sido remitidos al Instituto de Medicina Legal de Sevilla. Fuentes de la investigación confirmaron, no obstante, ayer que la mujer murió desangrada después de dar a luz a un niño que pudo nacer vivo y al que dio los primeros cuidados.

Por eso fue hallado con el cordón umbilical cortado, limpio y envuelto en una toalla sobre una cama mientras la madre, que no llegó a expulsar la placenta, pereció como consecuencia de una hemorragia.