El acoso policial al tráfico de droga en San Lázaro ha disparado la demanda de metadona. Mientras se mantiene el mutismo oficial sobre si ha habido registros o detenciones que hayan permitido estrechar el cerco a los traficantes, lo que sí confirma la Cruz Roja es que está repartiendo más dosis que nunca, y a más afectados, desde que el pasado día 15 se inició la presencia constante de la Policía Nacional en la barriada impidiendo el acceso a la droga.

Aunque el presidente vecinal de San Miguel, Jaime Collado, asegura que los han visto llegar campo a través a por la dosis diaria, para la mayoría de los drogodependientes los controles policiales están suponiendo un obstáculo insalvable. De ahí el aumento de la demanda de metadona que diariamente reparte una unidad móvil de Cruz Roja llegada de Cáceres en cuatro paradas urbanas. La más visitada, la que se sitúa frente al cementerio. "Si al mes vengo abriendo cuatro historias nuevas, se habrán triplicado o más aunque habrá que esperar al balance mensual para tener las cifras concretas", indicó ayer la enfermera, que junto a un conductor, atienden también las zonas del Valle, La Vera, Navalmoral y Trujillo por convenio con la Junta.

A diferencia del Cedex, este servicio distribuye la metadona entre todo aquel que la solicite e intercambia las jeringuillas usadas por nuevas. En Plasencia, Cruz Roja calcula que tiene unos sesenta usuarios de media y la mayoría por consumo de heroína mezclada con cocaína. Son la otra cara de los controles policiales en el punto habitual de venta de droga de San Lázaro y se les puede ver deambular por los alrededores de la ermita. Por lo que la asociación de vecinos de San Miguel pide que la labor policial se complemente con la de los servicios sociales.