La unión hace la fuerza y así lo están demostrando los escasos supervivientes empresarios que han sido capaces de mantenerse vivos y llegar hasta hoy.

Casi desaparecida o relegada normalmente al sector agrario, esta forma de asociacionismo es una de las pocas fórmulas que son realmente eficaces a la hora de sacar a flote una empresa y navegar en este embravecido océano empresarial al que sociedades y demás formas jurídicas de constitución que puede adoptar la empresa, se enfrentan día a día, me refiero a la cooperativa. Gracias a ella los pequeños agricultores se benefician del apoyo mutuo que se retroalimenta de su propio trabajo. En los pueblos pequeños era un honor heredar el número de socio y todo lo que conllevaba formar parte de esa gran familia; poder decir que tu padre o abuelo había sido uno de los fundadores y continuar con la tradición generación tras generación. Hoy se les ha quitado hasta ese privilegio con la reforma de sus estatutos (no en general). Ya no se puede adquirir este derecho por sucesión y has de adherirte como nuevo socio, con el agravante económico que eso conlleva y la pérdida de derechos, como los adquiridos por antigüedad.

También el comercio ha encontrado en la cooperativa una vía de escape. Un ejemplo de ello en nuestra provincia es La gran familia del ahorro, que distribuida desde hace muchos años ya por Plasencia, donde se fundó, y las comarcas del norte cacereño, ha ido creciendo y manteniéndose pese a la que está cayendo, con una oferta ventajosa tanto para los comerciantes como para los consumidores.

Del mismo modo, el nacimiento del Círculo de Empresarios u organizaciones como el BNI (Business Network International) Plasencia Emprende ha recuperado y favorecido este asociacionismo que intenta salvaguardar la integridad de tantos autónomos, que han iniciado una aventura empresarial con la creación de una PYME, como escape al desempleo, arriesgando todo a esta única baza y teniendo que pasar por lo que conlleva levantar una empresa y mantenerla viva en el máximo período de tiempo posible, a sabiendas de que muchos como ellos, se han visto obligados a cerrar, al poco de abrir ilusionados, su proyecto.

Recuperemos el espíritu solidario y contribuyamos con lo local que, al fin y al cabo es también nuestro, o no sobreviviremos.