Un susto, por lo ocurrido y por lo que habría podido pasar de haberse producido en horario escolar. Fue lo que se llevaron ayer las profesoras y el equipo directivo del colegio Miralvalle cuando, a primera hora de la mañana, al acceder al edificio que acoge tres aulas de niños de 3 a 5 años, se encontraron con una imagen desoladora, gran parte del recibidor con las paredes quemadas y el suelo repleto de los restos de lo calcinado.

El viernes, el edificio, conocido como la casita, quedó cerrado con normalidad y ayer, se lo encontraron quemado, por lo que el suceso se produjo durante el puente festivo, aunque el ayuntamiento señaló ayer que no es posible concretar el día. Lo que sí afirmaron tanto el concejal de Obras, David Dóniga, como el alcalde, que ayer mismo acudieron al edificio para comprobar los daños materiales, es que se debió a un cortocircuito en el cuadro eléctrico que se encuentra justo a la entrada del recibidor, precisamente, junto a un extintor, que también se quemó en parte.

La hipótesis de los técnicos municipales es que se produjo una chispa sin llama que fue quemando todo el material educativo que empapelaba paredes y puertas y finalmente, dado que todas las puertas estaban cerradas, la chispa terminó por apagarse.

Por lo tanto, ninguna de las tres clases de Infantil del edificio resultaron afectadas, como tampoco los baños, ni dos habitaciones para material.

A los padres, cuando llevaron a sus hijos al colegio, les indicaron que las clases se trasladarían a otros espacios del edificio principal, que acoge otras aulas de Infantil y las de Primaria. El centro ha pedido celeridad al ayuntamiento en la limpieza para volver a la normalidad y Fernando Pizarro dijo que la habrá.