Si hay un bar que ha conseguido atraer a padres, hijos y nietos, es Las Cuevas. Desde que Fernando Castro lo fundara hace 39 años se ha mantenido en pie y ahora, ha cedido el testigo a los jóvenes Emilio Rodríguez y Raúl Pereira, que apuestan por mantener la misma filosofía, e incluso recuperar actividades de sus inicios.

Emilio había trabajado cinco años en el bar y no dudó en aceptar la oferta de Castro, aventura a la que se sumó Raúl Pereira. Ambos tenían muy claro que el bar no debía cambiar: "Fernando temía que otra persona llegara y le diera un giro, pero nosotros hemos mantenido el ambiente, que es más una filosofía después de 39 años con la misma persona. Nos daba muchísima pena que se cerrara porque forma parte de la historia de la hostelería de Plasencia".

Así, no han tocado apenas nada e incluso han mantenido el típico juego del duro. Además, han querido recuperar iniciativas pioneras como los conciertos: "Las Cuevas fue el primer bar nocturno que los ofreció y también el primero que tuvo máquina de discos", recuerda Emilio. El grupo placentino Salto Mortal ha sido el primero en actuar, pero quieren que no sea el único y también ampliar la oferta cultural con magos, poesía o cuentacuentos.

De esta forma, también apuestan por volver al tradicional ambiente de encuentro que convirtió a Las Cuevas en el centro neurálgico de movimientos sociales o plataformas ciudadanas y no se olvidan de las escaleras del resbaladero: "Queremos volver a potenciarlas, que la gente llene la escalera y consigamos un ambiente de diálogo". De momento, han logrado mantener a la clientela, que va desde adolescentes a personas de 60 años y, aunque confiesan que el listón está muy alto, empeño no les falta: "Mantenernos es una gran responsabilidad, nos va a costar, ojalá podamos estar aquí otros 39 años".