La madrugada del sábado al domingo, se perdió una hora de sueño y la hostelería, una hora de trabajo, es decir, de beneficios. Porque el sábado es el día grande, pero el cambio horario hizo que a las dos fueran las tres, justo la hora a la que deben cerrar los bares especiales o pubs. Las discotecas pueden abrir hasta las 4.30 horas. Según hosteleros consultados por este periódico, «siempre se ha respetado el cambio horario» y los bares han podido seguir trabajando sin ajustarse al nuevo horario.

Pero la madrugada del sábado al domingo no sucedió así. «La policía se presentó justo a los dos, que con el cambio eran las tres, y nos dijo que teníamos que cerrar. Cómo vamos a cerrar si la gente viene a nuestros locales a las dos, cuando cierran los bares, es la hora de mayor negocio, de dos a tres».

Así que no cerraron y, como consecuencia, fueron denunciados para posteriormente ser sancionados.

«Yo entiendo la necesidad del descanso vecinal, pero es una noche al año. Siempre se nos ha respetado y había un pacto entre caballeros» con el ayuntamiento, señalaba ayer un afectado.

Además, algún hostelero preguntó al ayuntamiento la semana pasada qué iba a suceder con el cambio horario y asegura que le dijeron que «iba a haber flexibilidad, pero claro, me lo dijeron de palabra». Finalmente, se cumplió la ley, sin concesiones.