Todo vehículo denunciado por superar los niveles de ruido deberá presentar un certificado favorable de la ITV, y de no presentarse se precintará el vehículo". Así lo dispone la ordenanza municipal contra el vandalismo en su apartado de ruidos que el gobierno municipal del PSOE vendió como el instrumento necesario para controlar la contaminación acústica que producen las motos trucadas y que entró en vigor en el mes de febrero.

Pero los vecinos se preguntan para qué porque las motos con el tubo de escape trucado siguen campando a sus anchas por las calles. Mientras el jefe de la policía local, José Luis Blanco, asegura que "denuncias, se ponen y la multa es de 36 euros" más las tasas correspondientes por el tiempo que pase el vehículo en el depósito municipal.

VENTANAS ABIERTAS Esto, sin embargo, lo ponen en duda los vecinos, sobre todo, los de la avenida de Juan Carlos I y aledaños, donde es intenso el tráfico de motocicletas. "Y más ahora en que dejas las ventanas abiertas por la noche y se te mete el ruido de la motito en casa", insiste un sufrido residente de la zona.

El portavoz municipal del PP, Fernando Pizarro, ya denunció en su día que esta ordenanza iba a ser papel mojado por falta de medios. Mientras el concejal delegado, Blas Raimundo, reiteró que primero había que tener la ordenanza para dotar después a la policía local del sonómetro, en este caso. Aunque el jefe explicó que basta escuchar el ruido de las motos trucadas para denunciarlo porque el sonómetro en cuestión sigue sin llegar, ni el etilómetro, por otro lado. Por lo que en caso de accidente en el casco urbano, la policía local tiene que seguir pidiendo la colaboración a la Guardia Civil, según fuentes policiales.

Así las cosas, los vecinos denunciantes piden que se ponga en marcha una campaña de control de las motos al igual que ha hecho la policía local con los aparcamientos en zonas reservadas para minusválidos o la que vigilaba el uso del casco.