Los padres de los alumnos de primero de Infantil del colegio Inés de Suárez han denunciado a la Dirección Provincial de Educación las condiciones "insalubres y de peligro real" en que sus hijos reciben clase desde que el centro está en obras.

Advierten de que los niños tienen que convivir en las aulas con "polvo y la suciedad y olores acumulados después de la pintura" y en el patio con "escombros, ladrillos, hormigoneras y hasta con una grúa que pasa por encima de la valla del colegio para sacar los escombros. No ha pasado nada, pero si pasa, ¿qué? Eso en ninguna parte se consentiría", se quejaban ayer. Pese a llevar dos meses de obras, ayer su paciencia se colmó cuando al acudir los alumnos de tres años a clase, tras la fiesta del día del maestro y de que los obreros hubieran pintado, se encontraron con que el aula no se había limpiado y algunos padres optaron por llevarse a sus hijos a casa.

Los padres critican la mala planificación de las obras y que no se hayan realizado en verano dado que no hay niños en las clases y señalan además que "si preveían que iban a ser tan largas, deberían haber encontrado una alternativa para poder desarrollar las clases en otro lugar". Porque advierten de que "el centro no ofrece alternativas para llevar a los niños en caso de que su aula esté impracticable " .

Mientras los padres piden "que se ponga remedio a esta situación de inmediato", el director del colegio, Alonso Rodríguez, explicó ayer que las obras no comenzaron antes por los trámites burocráticos que ha habido que seguir desde marzo al estar valoradas en 180.000 euros, y señaló que hay pocas alternativas a las aulas: "No tenemos ninguna libre más que el aula de informática".

Eso sí, negó que haya peligro porque "todo está separado por vallas" y avisó: "Solo teníamos dos opciones, o los niños se quedaban en casa o no hay más remedio que convivir con las obras y por parte del centro y los albañiles se están acomodando los ritmos. Hasta ahora se ha ido compaginando lo que se ha podido", precisó