Elegimos uno, a ser posible que no se celebren otros eventos más importantes que tiñan su celebración. Recurriendo a esto para hacer más visible o especial algo que, por regla general, se da el resto de los trescientos sesenta y cuatro días del año, aunque instaurado de tal modo en nuestras vidas y convertido en algo cotidiano, perdiendo la relevancia digna del hecho en sí, importante solo por existir.

Así, por ejemplo, dedicamos un día al recordatorio de distintas enfermedades, catalogadas de raras, por la mella social que conllevan o porque su proporción y conocimiento no alcanza el número o la frecuencia que las más conocidas y comunes. Triste cuanto menos.

Acaba de pasar el Día Internacional de la Mujer, antes denominado el de la Mujer Trabajadora, por lo sucedido en la Cotton Textile Factory de Washington, cuando un grupo de trabajadoras declararon una huelga en protesta por las insoportables condiciones de trabajo, ocupando dicha fábrica. Sólo pedían tener el mismo salario que los hombres, descanso dominical, derecho a la lactancia y reducción de la jornada laboral. El dueño no aceptó la huelga, cerró las puertas de la fábrica y le prendió fuego. Murieron 129 mujeres.

Aunque no es hasta 1976 cuando la ONU celebra por primera vez en la historia este día sin la coletilla Trabajadora, incluyendo a todas, no por trabajar o no, sino por el hecho de ser mujer, injustamente tratadas como ciudadanos de segunda, empleadas o no en puestos remunerados, pues las tareas del hogar también son reconocidas como trabajo.

Granitos de arena como el de la celebración en el Centro Cultural Las claras del recital Grito de mujer, u otras actividades organizadas por distintos colectivos y el propio ayuntamiento desde la Concejalía de Igualdad, no son suficientes para cambiar el color negro del luto por las víctimas hasta hoy.

La sociedad no puede permitirse el lujo de seguir discriminándonos ni un solo día más y es nuestro derecho atribuir este valor diariamente y en cada aspecto o ámbito de la vida.

Cada gran cambio y mejora en este sentido ha sido producto de contundentes movilizaciones de las propias mujeres, portadoras del tan necesario como imprescindible cambio. Es el momento de actuar y llevar a cabo nuevos movimientos en este arbitrario tablero de ajedrez.