Pilar Carbonell y su marido solicitaron un piso social hace un año. Tienen un hijo que ayer cumplió tres años y ella está embarazada de cinco meses. Mientras esperan el sorteo de las viviendas, tienen que dormir en un colchón sobre el suelo por falta de espacio en la habitación de la casa de sus padres, que les han acogido. Como también a otro hermano de Pilar, junto a su mujer y otros dos niños de dos y siete años.

Así, en la casa familiar viven ahora nueve personas y pronto serán diez. Por eso, Pilar espera que las viviendas se adjudiquen rápidamente, aunque teme que, al depender de un sorteo y no de la necesidad de los solicitantes, se pueda quedar sin piso. "Ahora tengo un armario y otros muebles en la habitación, así que no cabe la estructura de la cama ni el somier. Yo pongo el colchón para dormir y por la mañana lo recojo y cuando tenga que poner la cuna para el bebé no vamos a caber", se lamenta.

Su marido trabaja desde hace tres meses, pero gana poco más de 300 euros al mes y "tenemos que compartir gastos con mis padres y aparte los productos del niño". Dice haber intentado comprar un piso, pero "solo me dan el 80% de la hipoteca y así no podemos pagarlo".

El caso de Laura es parecido. Duerme con su marido y su hijo de 4 años en una habitación de la casa de sus padres y también está embarazada de cinco meses. Otros dos hermanos viven con ellos y en su caso, el matrimonio está en paro y solo él cobrará este mes el subsidio. Su principal queja es la desinformación: "No sabemos nada, nos mandan a uno y otro sitio como una pelota".