A 6.000 euros mensuales asciende el presupuesto que la recién constituida asociación de industriales de Martín Palomino está dispuesta a pagar por un servicio privado de vigilancia en esta avenida y en la de España, donde la madrugada del día de Reyes el dueño del bar Serrano llegó a sufrir una agresión por parte del individuo al que sorprendió robando dentro. Lo confirmó ayer su portavoz, Felipe Macayo. Pero no se han puesto al habla con una empresa de seguridad al uso. "Eso sería carísimo --explicó ayer-- y es el presupuesto que nos ha ofrecido una sociedad que han montado varios gitanos por asumir la vigilancia de 150 industrias y 200 naves en las dos avenidas con dos furgones y cuatro vigilantes".

Lo que a título individual algunos de los industriales consultados ven como plegarse a un chantaje similar al de los vigilantes de obras porque no dudan en relacionar los robos al trapicheo de drogas en el vecino cerro de San Lázaro. También el propio Macayo, que al margen de robos más organizados como el del bingo de su propiedad, cree que todo lo robado acaba cambiándose allí por droga.

SETENTA ASOCIADOS Pero es la propuesta que llevará la directiva a la asamblea de industriales que convocará tan pronto como dé por concluida la captación de socios tras el paréntesis navideño. Ya van apuntados alrededor de setenta a la asociación recientemente creada para sumar fuerzas en su vieja reivindicación de mejora de la avenida Martín Palomino, pero los robos han llevado a replantearse otro frente, que es la seguridad ciudadana. "Entendemos que no podemos tener una patrulla policial en el polígono toda la noche y eso, más el déficit policial --indicó Macayo-- nos obliga a tomar medidas de nuestro bolsillo".

Mientras son cada vez más los que instalan cámaras de vigilancia y refuerzan las medidas de seguridad para disuadir a los cacos. Lo que contrasta con los datos aportados por la junta local de seguridad, donde las autoridades aseguraron que es mayor la sensación de inseguridad que el nivel de delincuencia objetivamente hablando. Solo el edil de Seguridad Ciudadana, Francisco Martín, reconoce en voz alta el problema de San Lázaro.