¿Se imagina viajar a una ciudad para visitar un monumento turístico y encontrarse con que no abre al público? Pues eso es lo que le puede pasar al turista que pase este fin de semana por la Feria Internacional de Turismo (Fitur) de Madrid y quede fascinado por el enlosado de la catedral que la concejalía de Turismo ha decidido plasmar en uno de sus carteles promocionales.

Cuando llegue a la ciudad descubrirá que el enlosado está cerrado a cal y canto y, si tiene suerte, podrá convencer a algún vecino para que le deje asomarse a su balcón y contemplar lo que el ayuntamiento placentino no ha tenido reparos en utilizar como reclamo turístico.

Y es que este es uno de los tesoros que el Plan de Excelencia Turística aún no ha conseguido sacar a la luz y tampoco el edil de Turismo ha hecho más intentos tras la negativa del Cabildo Catedralicio. Aún así, los documentos que se conservan del siglo XVI al XVIII en el archivo municipal sobre el enlosado detallan claramente que la propietaria de la llave es la ciudad y sólo ella debía decidir cuando debía abrirse. Como ejemplo, el documento más importante que se conserva, de 1611, explica que habiendo pedido el obispo de la ciudad que el enlosado se cerrase, acordó que la llave "se ha de meter en el archivo para que con ella se pueda abrir la puerta cada y quando la ciudad quisiere".