Ni todos los vascos son etarras, ni todos los marroquís son terroristas, pero es que además Aemed es nacido en Burkina Faso y tan español como cualquier otro presidente de las mesas electorales, como dice su DNI. El domingo pasado le tocó presidir la mesa del Centro Permanente de Adultos, cuya foto publicó El Periódico en contraportada como símbolo de normalidad cuando acontecimientos como el atentado de Madrid pueden hacer aflorar actitudes racistas.

Por error el pie de foto lo presentaba como marroquí y esta semana pasó lo que nunca le había ocurrido en los trece años que lleva en España y los siete últimos en Plasencia. Cuando paseaba por el parque de La Isla, un grupo de adolescentes le increpó: Marroquí, asesino. Aemed es pura calma y se paró a explicar a estos chicos que "la venganza sólo trae más venganza y que la tierra que te da de comer es tu tierra".

Sensaciones

Confiesa que sintió más lástima que rabia y logró que los chicos acabaran pidiéndole perdón. "Pero he querido contar esto para hacer reflexionar a quien pueda pensar igual, que aquí hay muchos marroquís tan buenos como cualquiera, que sólo vienen a trabajar y a vivir en paz".

Para más inri, este africano es un hombre comprometido que prefirió trabajar para la ONG Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad (MPDL). Con su perfil de economista y máster en auditoría que domina el inglés, el francés y el español encontró pronto trabajo en una empresa editorial, pero también reunía las características que el MPDL buscaba para mandar a un cooperante a países africanos y árabes. "El hecho de saber que estoy ayudando a gente me llena mucho". El salió de su país con mujer y tres hijos por la represión que siguió al golpe de Estado de 1987.