Desde primera hora de ayer saltaron las alarmas en buena parte de la ciudad. No era para menos, porque desde puntos como el barrio de Miralvalle o el mismo centro urbano se podía observar una densa columna de humo que hacía pensar que un incendio de grandes dimensiones se encontraba cerca de Plasencia.

Durante unas dos horas aproximadamente se dispararon las llamadas de alerta a los bomberos y la Guardia Civil, que lo único que aseguraban es que no tenían conocimiento de que se estuviera produciendo un incendio en las proximidades de Plasencia ni tan siquiera en la provincia.

Finalmente, el Seprona desveló la incógnita. El humo que se divisaba desde la ciudad no procedía de ningún fuego de la comarca, sino de un gran incendio que está arrasando desde el domingo gran parte de la sierra de Azor, próxima a la localidad portuguesa de Castelo Branco y que limita con la provincia de Cáceres.

El incendio provocó en la madrugada de ayer la primera víctima mortal. Fue un hombre de 60 años que murió carbonizado mientras trabajaba como voluntario en las tareas de extinción apoyando a un contingente compuesto por más de 500 bomberos, 300 militares, cinco helicópteros y cuatro aviones, dos de ellos enviados desde España.