Hubiera más o menos gente que otros años, lo cierto es que el sol y la temperatura agradable animaron ayer a numerosos placentinos a subir a la ermita de la Virgen del Puerto para ver a la patrona, llevarle flores, asistir a alguna eucaristía y, sobre todo, verla salir del templo a las seis de la tarde y ondear los pañuelos blancos al aire y gritar ¡viva la Canchalera! durante su recorrido procesional.

La tradición se mantuvo ayer para niños, jóvenes y mayores. Cada uno a su estilo, con devoción o sin ella, pero dispuestos a disfrutar de un día en el campo, de romería, este año con la polémica por la prohibición de realizar barbacoas y cualquier tipo de fuego en el monte. Según la edil de Interior, Sonia Grande, al ser un monte protegido, la prohibición está vigente todo el año, independientemente de que este año la Junta haya adelantado la fecha de riesgo medio de incendios.

Algunos romeros apoyaron la medida y acudieron al campo con bocadillos, tortillas, empanadas y otros productos ya cocinados, pero otros la criticaron por ser «una tradición de más de 40 años, que también nos quieren quitar ahora». De hecho, un grupo de romeros que acudieron con un camping-gas fueron advertidos de que no podían utilizarlo y no dudaron en coger sus coches y marcharse. «Se han cargado la feria y ahora se van a cargar la romería».

Otros llevaron bombonas de butano y planchas y sí las utilizaron para asar y afirmaron que las fuerzas de seguridad se lo permitieron, lo que la policía local negó: «No hemos visto a nadie y está prohibido todo». Porque el campo está muy seco y porque hacía viento, amén de la prohibición legal.

En todo caso, muchos ni se percataron de la polémica y se dedicaron a disfrutar del campo, de la Virgen y a divertirse en los bares instalados. Uno de ellos montó este año incluso terraza y dos contrataron al animador musical Paco Santos, que amenizó la hora de las cañas y la previa a la procesión.

Después, el ansiado recorrido con la Virgen y las pujas para devolverla a su camerín, hasta el próximo año.