La madrugada del jueves al viernes fue un auténtico «infierno» para una familia vecina de la ronda del Salvador. Un infierno literal porque las culpables de que tuvieran que salir precipitadamente de su casa en plena noche fueron las llamas provocadas al arder cuatro contenedores situados en la puerta de su vivienda, que se extendieron además a varios vehículos aparcados. Uno quedó calcinado y otros dos dañados. La familia no resultó herida, pero no por la falta de peligrosidad de las llamas o la humareda que provocó, sino porque la vivienda tenía una puerta trasera.

Por ella salieron el marido, un conocido arquitecto de la ciudad, la mujer, directora de un colegio público, y sus dos hijos, de 15 y 10 años -hoy precisamente cumple 11 años la pequeña-. «Ha sido muy duro, traumático», señalaba ayer el propietario de la vivienda. Porque todo ocurrió en torno a las cuatro de la madrugada, cuando dormían tranquilamente en la vivienda. Entonces, escucharon una explosión que les despertó. Vieron las llamas, el humo y que «por la puerta principal era imposible salir». Suerte que la vivienda tiene puerta trasera.

El dueño contaba ayer que se trata de dos casas unidas y en una de ellas, donde no había nadie esa noche, tenía previsto irse a vivir su padre. «No se ha venido precisamente por el hecho de tener los contenedores en la puerta y además esa vivienda no tiene puerta trasera».

La fachada quedó dañada también por el fuego y los bomberos tuvieron que entrar en el interior de la vivienda para instalar ventiladores que expulsaran el humo. La policía local se vio obligada a cortar el tráfico y fueron muchos los vecinos que se despertaron con el suceso y se asomaron a ventanas y balcones ante la imposibilidad de dormir.

demanda municipal / Se da la circunstancia de que la familia había pedido ya por escrito en el ayuntamiento en varias ocasiones el cambio de ubicación de los contenedores. Según el propietario, es una demanda que llevan realizando desde hace cinco años, sin resultado. Porque afirma que están situados a apenas 1,20 metros de una ventana de la vivienda y además, subrayan que «les hemos ofrecido soluciones que no perjudican a nadie porque estamos en la parte más ancha de la ronda y los contenedores se podrían poner en el centro de las dos vías, donde no hay ninguna vivienda».

No solo no ha tenido resultado su petición sino que ayer, apenas «dos horas después» de haberse apagado las llamas, la empresa de limpieza instaló unos nuevos, «antes incluso de que llegara la policía científica». Por eso, rápidamente, pidieron por escrito su retirada y también por una cuestión psicológica, «para que podamos dormir este fin de semana sin pensar que tenemos los contenedores en la puerta».

El problema de fondo es el vandalismo, presunto causante del incendio de los contenedores y de otros daños que los vecinos de esta vía soportan habitualmente, como la rotura de retrovisores y el robo de antenas de coches.